viernes, 20 de diciembre de 2019

LA VOZ DEL VIENTO

Nadie podrá callar
la voz del Viento,
susurro en las noches del estío,
salvaje en los días del invierno.
¿Qué me dices Viento amigo?
¿Qué noticias traes a mis oídos?
No consigo descifrar tu idioma,
como un mensaje encriptado
soplas y resoplas,
cadencias sinuosas
de acompasadas palabras.
¡Habla, no dejes de hablarme Viento!
Como un forajido te cuelas
nocturno por mi ventana,
me asustas, me excitas,
me vuelves loca…
Viento poderoso del norte
arrecia en la noche amarga,
llévate al infierno la pena,
que tiene mi alma clavada.


Myriam  Caterina
Fotografía propiedad de Myriam Cobos


lunes, 11 de noviembre de 2019

NO ME ATREVO

No me atrevo, ni por un segundo,
a describir qué es el amor,
ni tan siquiera enamorarse,
las palabras nunca alcanzan a sentir.
Cómo podría, con tan solo unos versos,
nacidos de mi humilde corazón
describir la grandeza del universo,
la profundidad del mar,
el sonido de un beso…
Cómo podría describir en un poema,
ni tan siquiera en un texto,
el escalofrío que recorre mi espalda
cuando tu mano roza mi cuerpo,
y en el intento de hacerme tuya,
tus labios susurran en mi oído un te quiero.
¡Cómo podría describir el infinito...!

Myriam Caterina




jueves, 31 de octubre de 2019

TU PEOR PESADILLA

Me volví invisible como un holograma transparente. Era la noche que llaman de Halloween, la que recordaba desde siempre como la de todos los Santos, el día de los muertos.

Miré mi mano y con enorme perplejidad pude traspasar la piel con mi mirada.

¿Qué estaba ocurriendo?

Sentí un soplido suave detrás de mi oreja izquierda, o más bien,
fue un susurro?
El corazón me comenzó a latir totalmente desbocado.

La luz de la cocina, donde me encontraba, comenzó a parpadear.

¡Oh noooo! ¡Se apagó por completo!

Tan sólo entraba un poco de leve claridad por la ventana procedente de la calle.

Grité, cuando, de pronto, alguien o algo me agarró por la cintura.

Cerré los ojos, no quería ver aquello que me rodeaba.

Un escalofrío helado recorrió mi alma, cuando pregunté qué estaba pasando, y lo único que oí fue una voz como salida del infierno, que me decía:

— ¡Jajajaja Estás...muerto! 

Myriam Caterina

¡FELIZ HALLOWEEN!


lunes, 14 de octubre de 2019

OTOÑO TARDÍO

Siento que tengo que escribir, pero no escribo, la desgana invade mi mente, se bloquea y la noto distraída. 
Llegó el Otoño, mes de la inspiración, aunque aún no se ha dignado a visitarme. 

Golpea el viento en los cristales, me llama y le pregunto: 
- ¿Qué quieres de mí?
- ¡Asómate! - me ordena en un susurro.


El árbol de mi jardín comienza tímidamente a desnudarse, las últimas flores se despiden agitadas, las nubes grises, blancas y negras pasan rápidamente formando un inmenso "collage" en el cielo, el verde intenso de la hierba, junto con alguna seta bailarina, también me habla. 
Con tanta tentación no tendré más remedio que agarrar la pluma y derramar sobre el papel algunos versos.

Myriam Caterina
Fotografía propiedad de Myriam Cobos




jueves, 5 de septiembre de 2019

RELATO MADRID-MÁLAGA

MADRID-MÁLAGA

Dormitaba en el asiento del autocar que me llevaba a Málaga, cuando de pronto se encendieron las luces y el conductor dijo por megafonía que hacíamos una parada de 15 minutos.
Me desperté y me alegré, porque después de llevar  tres horas de viaje metida en una nevera apetecía salir al sol. 

El autocar aparcó a unos 50 metros de una cafetería, era lo que llaman un área de descanso y todos los viajeros fuimos bajando. 
Nos dividimos en varios grupos, unos hacia la barra para pedir cafés y bocadillos, otros algo más rápidos hacia los aseos, yo era de las del grupo de los aseos, pero más tarde me uní al grupo de los cafés. Eso sí, mirando continuamente el reloj, para que el autocar no se fuera sin mí.

Tomé mi café de dos sorbos, y como si estuviésemos compenetrados, salimos todos en grupo por la puerta en busca de nuestro autocar.
Nuestros semblantes empezaron a cambiar, había miradas de unos a otros, manos en la cabeza de duda ¿Dónde estaba? no lo veíamos por ninguna parte.

Lo que antes eran risas ahora era silencio, duda y preocupación. 
El grupo se iba uniendo cada vez más, hablaban unos con otros !Eso no era normal!
Algunos bromeaban, otros empezaban a inquietarse.

Un chico joven se erigió espontáneamente en líder y dijo que volviésemos a entrar a la cafetería, porque quizás allí los camareros supieran algo.

Al  girarnos vimos con estupor que la cafetería había cerrado, no se veía a nadie, las puertas estaban completamente cerradas, algunos se asomaban por los cristales con la esperanza de que aún hubiese alguien por allí, pero nada, no había nadie.

Rápidamente pensamos que llamar a la compañía de autocares sería lo mejor para preguntar  qué ocurría y poner en su conocimiento, que un grupo de unas cincuenta personas, estábamos abandonados en mitad de la nada.

Cincuenta móviles en mano y ninguno operativo, en esa zona no había cobertura, era un paraje desangelado, sin árboles, lo que se suele llamar un secarral de cientos de kilómetros.
Ahora sí que nos sentíamos perdidos.

Comencé a escuchar los llantos de unas niñas que viajaban con su madre,
a ver las caras largas de unos y los tacos que algunos proferían.
La situación nos superaba.
El líder del grupo seguía en su función intentando dar ideas, pero no había ninguna buena. 

Calculamos que el siguiente pueblo estaría a más de 50 kilómetros y bajo un sol de agosto, a las dos de la tarde, ir hasta allí andando, no era muy recomendable.

A la sombra del pórtico de la cafetería, en el suelo, nos sentamos todos con una sensación de derrota y abandono.
Como en una asamblea de indios Arapahoes, cada cual empezó a escuchar al compañero, cada uno daba las ideas que se le ocurrían para resolver el asunto. 

En un gesto humanitario, quienes llevaban botellas de agua las pusieron en el centro de la reunión para compartir con todos.
Los 38 grados y la tensión estaban haciendo que algunos se sintieran mareados.

Comencé a ver a mis compañeros de viaje con otros ojos.
Había un grupo de chicos que por sus camisetas y complexión física parecían de un equipo de rugby, también había varias parejas de diferentes edades, algunos padres y madres con niños entre 8 y 12 años, también un grupo de personas mayores que parecían disfrutar de buena salud, y yo, que viajaba sola y que en esos momentos empezaba a sentirme angustiada.

El líder del grupo de los fornidos muchachos, propuso que unos cuantos de ellos fuesen al pueblo más cercano a buscar ayuda mientras los demás nos quedábamos esperando (no dijo lo de mujeres y niños primero, pero le faltó poco).

Inmediatamente y casi sin dejarle acabar uno de sus compañeros le interrumpió:
- Me parece que tú has visto muchas películas, yo no creo que eso sea viable.

Evidentemente el compañero no tenía muchas ganas de aventurarse por los caminos de Dios en esas condiciones climatologicas.

Nos encontrábamos en éstas, cuando todos escuchamos un sonido como si fueran motores y miramos al unísono hacia la línea del horizonte.

Por allí aparecieron tres objetos metálicos de color amarillo, en un principio creímos que eran tres tractores que se acercaban a nosotros ¡Estábamos salvados!

Empezamos a hacer planes pensando que algunos se podrían montar en el tractor y llegar hasta el siguiente lugar civilizado para pedir ayuda.

Cuanto más se aproximaban sus siluetas parecían ser diferentes, quizás el calor hacía que viéramos un espejismo.
Mirábamos incrédulos lo que parecían ser siluetas de robots, con las manos en la frente a modo de visera mirábamos todos hacia ellos, no podíamos creer lo que estábamos viendo, efectivamente ¡Eran robots!

En ese momento entramos en pánico, esa situación nos desbordaba por completo. Estalló en un grito nuestro líder (que en verdad había visto muchas películas): ¡Corramos!

Echamos a correr en dirección opuesta a las criaturas metálicas que se aproximaban a nosotros.

Nos dividimos en grupos y nos escondimos como pudimos detrás de una loma en la que había unos míseros matorrales, porque seguir corriendo era un absurdo, ya que teníamos kilómetros de campo a través delante de nosotros. 
¡Aquello no podía estar pasando!
Algunas madres tapaban las bocas de sus hijos en el intento de silenciar algún quejido para evitar ser descubiertos. 

Las máquinas amarillas comenzaron a emitir un sonido extraño, como de un radar buscando.
No cabía la menor duda, venían a por nosotros.
Se acercaban cada vez más, los sentíamos cada vez más cerca, pero no nos atrevíamos ni a levantar la cabeza para no ser descubiertos.
Estábamos aterrados, me pareció escuchar o al menos intuir las oraciones de algunos.

De pronto, el cielo se iluminó más aún y un fuerte estruendo vino desde el horizonte. 
Los robots se volvieron hacia donde provenía el sonido.
Aprovechando su despiste miramos hacia atrás buscando una salida y vimos un pequeño montículo de tierra en el que había una entrada que parecía ser una cueva.
Nos hicimos señas y cuando los robots parecían despistados corrimos hacia la cueva.

Allí no solo estaríamos escondidos, lejos de la vista de los robots, sino que también estaríamos resguardados del sol que parecía taladrar nuestras cabezas.

Entramos uno a uno y para nuestra sorpresa lo que creíamos una cueva, se había convertido en un túnel del que podíamos vislumbrar la luz del otro lado.

Despacio comenzamos a caminar por el interior dirigiéndonos hacia la luz, que cada vez se hacía más grande.
Ya veíamos la salida y comenzamos a reír y a pensar que estábamos a salvo.

Al salir del túnel, cual vampiros, nos deslumbró la luz del sol, pero pronto pudimos ver atónitos el paisaje.

Con gran asombro e incredulidad, observamos que allí estaba la cafetería, el autocar y todo tal cual había comenzado.

Nos miramos sorprendidos, con las bocas abiertas, aunque con un suspiro de alivio. 

Se escuchó en ese momento por megafonía, que el autocar hacia Málaga estaba a punto de partir y que los viajeros debían subir a ocupar de nuevo sus asientos.

Todavía desorientados, así lo hicimos y el autocar comenzó de nuevo la marcha.

Hablábamos en voz baja entre nosotros ¿Era real aquello que habíamos vivido o había sido una fantasía colectiva de nuestra imaginación?
No hallábamos la respuesta, así que hicimos un pacto de silencio, lo que acabábamos de vivir no se lo contaríamos jamás a nadie, porque estábamos seguros de que nadie nos creería. 

Sin ir más lejos, tú querido amigo que acabas de leer nuestra historia ¿Te la has creído?

Myriam Caterina





lunes, 2 de septiembre de 2019

MADRID EN AGOSTO

A los madrileños les gusta Madrid en agosto.
Sus calles desiertas, su silencio, tan solo perturbado por las verbenas.
Madrid se queda vacío.
Ahora no tanto, pero cuando era pequeña recuerdo que todos los comercios cerraban, las madres tenían que ir más lejos para hacer la compra y no podías comprar nada en el barrio que no fuese comida. 
Los vecinos salían con sus sillas al fresco, como en cualquier pueblo al uso, hasta las tantas, porque era agosto y nadie tenía que madrugar.
Ha pasado mucho tiempo, ya no cierran tantos comercios y las gentes ya no salen al fresco, prefieren refugiarse en casa con la tablet y el ventilador.
Pero Madrid, para los Madrileños, sigue teniendo un encanto especial en agosto, porque entre otras cosas, es el mes ideal para cualquier gestión burocrática, para ir al centro, para encontrar aparcamiento, para ir de compras y para pasear por el Retiro.
Madrid respira un poco mejor en agosto.
Myriam Caterina


miércoles, 17 de abril de 2019

MORIR EN TUS BRAZOS

Añoro tus manos rozando mi cintura,
tus labios acercándose a mi oído
susurrándome un te quiero.
Vendrá la primavera inquieta
y te buscaré entre las ramas
que florecen,
en el arroyo cantarín,
en las nubes que corren
vigorosas por el cielo...
Espero encontrarte en un suspiro,
o en la esencia de una flor.
Déjame morir entre tus brazos,
arrullada por el mar
y besada por el sol.

Myriam Caterina




martes, 16 de abril de 2019

ARDE NOTRE DAME

Notre Dame,  ya no te veré más,
vaticino que cual ave Fénix
de tus cenizas renacerás.
El fuego limpia, el fuego libera,
volverás a ser
lo que en un principio eras.
Jaques de Molay fue quemado ante ti,
puede que ardas tú hoy ante él,
ha llegado la hora,
ha llegado el momento,
el laurel reverdece,
y el final de una Era
siempre es un comienzo.
Ardes majestuosa,
arde el centro de París entero
y contigo un pedacito
de cada uno de los corazones
que te quisieron.


Myriam Caterina



domingo, 7 de abril de 2019

Cuando el estrés...versión música CABALLO VIEJO

Cuando el estréeees…
llega así, de esta manera,
uno no se da ni cuentaaaa…
empiezas a no dormir,
comienzas a mal comeeer…
Hay  lelén, hay lelén, hay lelén…

Si te estresaaaas, si te estresaaaas…
Te puedes morir de asco,
o puedes
mandarlo toooodo… a la mierdaaa…

El médico te da un fármaco,
te dice: tenga paciencia,
tu coach:
No quieras hacerlo todo,
respira hondo y delega.
Hay  lelén, hay lelén, hay lelén…

Si te estresaaaas, si te estresaaaas…
Te puedes morir de asco,
o puedes
mandarlo tooodo… a la mierda.

Tú haces un caso omiso,
a quien te quiera ayudaaaar…
no quieres más consejitos,
quieres… salir a bailaaaar…
Hay  lelén, hay lelén, hay lelén…

Si te estresaaaas, si te estresaaaas…
Te puedes morir de asco,
o puedes
mandarlo tooodo… a la mierda.
Hay  lelén, hay lelén, hay lelén…


“Porque después de esta vida
no hay otra oportunidaaaaad…”


Myriam Caterina










viernes, 15 de marzo de 2019

EN CADIZ

En Cádiz…
hasta el cielo se disfraza,
atardeceres rojizos
y blancas todas sus casas.
Algo que no se ve,
pero que se me grabó 
en el alma:
La alegría de sus gentes,
la hermosura de sus playas,
el ingenio en sus canciones
y el duende que regalan al bailar,
preguntar por cualquier calle
y escuchar la misma respuesta:
“pá llá, pá llá, pá llá”…

Myriam Caterina
Fotografía propiedad de Myriam Cobos




martes, 5 de marzo de 2019

QUE NO VENGA LA MUERTE

Qué no venga la muerte, 
aún, a visitarme,
que tengo el corazón recién nacido.
Qué busque en los trigales verdes,
en las avenidas y en las calles,
que no encontrará
ni un sorbo de desesperanza.
Qué busque en la Atalaya,
en el mar y en las altas torres,
que no encontrará, 

ni un suspiro,ni un lamento, 
que de mi boca salga.
Qué tengo el corazón contento,
lleno de mariposas blancas.
Destierro a la muerte de mi reino,
porque VIVIR,
es lo que ahora toca.



Myriam Caterina
Fotografía propiedad de Myriam Cobos


lunes, 4 de marzo de 2019

HOMENAJE A VIOLETA PARRA

Bodoques, telares, puntillas,
bordando los sueños se pasa la vida.
Hay noches que son más oscuras,
palabras sobre la tela,
versos, dibujos...
Llenas de color tus noches en vela.
Mujer, mujer, mujer
y tres veces mujer,
La madre, la artista y poeta,
Guerrera, transgresora y valiente.
Un secreto esconde tu alma,
susurra tu voz en la madrugada.
Sientes cómo la luna
se quiebra y se desgarra.
Gracias a la vida, como tú cantabas,
porque siempre nos quedará,
el llanto amargo de tu guitarra. 


Myriam Caterina



TARDE DE DOMINGO


Una Tarde de domingo
escucho a lo lejos
besos de abuela
que despiden al nieto
que vino a verla.
Un anciano con su garrota
indica por quinta vez
que pase antes
el coche
por el paso de cebra.
Unos niños 
cargados con mochila,
esperan en el portal
un intercambio,
aunque hoy...no hubo escuela.
Myriam Caterina
Fotografía propiedad de Myriam Cobos