El corazón siempre va por libre
y se escapa
cuando menos te lo esperas,
aprovecha
cualquier pequeño descuido,
para fugarse de su jaula donde,
ingenuo,
creías tenerlo preso.
Cuando te quieres dar cuenta,
y sin esperarlo, tan siquiera,
ha salido de viaje,
sin billete, sin despedidas,
sin maleta…
en busca de otro corazón inquieto,
y no podrás hacer nada,
para que vuelva.
Myriam Cobos