Voy pasando
por un puente ancho,
un puente que habla,
que mira y que canta.
Un puente entre dos mundos,
aunque el mundo sea el mismo.
Un puente entre dos culturas,
dos formas de vivir distintas.
Un puente entre dos orillas,
separadas por el Guadalquivir,
dos maneras de sentir y de vivir.
Voy camino de Triana
caminando paso a paso
ralentizando la caminada.
Este puente tiene historia
tengo que cruzar al otro lado,
me paro en el medio
y siento cómo el río
que pasa por debajo
acaricia mis pies cansados.
Estoy llegando a Triana
dejadme que descanse un rato,
que me asome a su baranda
y observe la belleza que me regala.
Es este puente tan bello
que imagino unos caballos
pasando erguidos, majestuosos,
con unos jinetes alados.
Qué bonito que es el puente
porque un puente siempre une,
no separa dos orillas,
te une en las penas y las alegrías.
Si este puente hablara
las cosas que contaría,
el transcurrir de los tiempos
y la injusticia perpetrada,
la alegría de turistas
haciéndose fotos de madrugada.
Puente que une y no separa,
puente flamenco,
puente hermoso de Triana.
Myriam Caterina
Fotografía propiedad de Myriam Cobos