Hay veces que es mejor no ver, ni mirar,
ni sentir, ni pensar...
Hay que proteger el alma
que se rompe en mil pedazos
y ya no se puede arreglar.
Se deshace poco a poco
en finas telas de araña,
echa a volar al viento
y deja una herida extraña.
¡A dónde fuiste mi alma!
Rota está por tu añoranza,
y por las frias palabras,
como puñales clavados,
que tu boca pronunciaba.
Myriam Cobos
bellisima pagina!!
ResponderEliminarMuchas gracias Silvia Meneces Bustillo, me alegra que te guste.
ResponderEliminarGracias por visitar el blog. Un abrazo