Que tu corazón sea
siempre puro y brillante,
con las alas desplegadas
y la fuerza del diamante...
Que nadie enturbie el cristal
en la mirada de tus ojos,
ni te borre la sonrisa vital
de tus labios fogosos.
Enfréntate a la adversidad,
como un sabio guerrero,
saca solo tu arma
cuando la vayas a utilizar.
Ama inmensamente cada día,
cada hora, cada segundo...
como si tu vida se fuese a acabar.
Carpe diem!!!
Myriam Cobos
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