Mario caminaba por la calle aquella noche de vuelta a casa después de un duro día de trabajo, en la empresa le habían “apuñalado” varios
compañeros por la espalda, su jefe no le
había pagado argumentando una excusa, que ni él mismo se creía.
Al llegar al
portal se encuentra con su vecina Pepi, que nunca le hablaba y hoy,
justo hoy, le saluda y pregunta por su mujer:
- Hola, hace días que no veo a tu mujer ¿Está enferma?
Mario, mira al techo, respira hondo para que la vecina no
pague todos los platos rotos y le dice:
- No, gracias, está bien.
Mario desea que el viaje en ascensor termine cuanto antes,
ya tiene un nudo en el estómago que parece que le va a explotar…
Por fin llega a casa, y antes de meter la llave en la
cerradura, la puerta se abre y se da de cara con su suegra, desde luego, hoy no
es su día…
Ésta, con una sonrisa falsa, le dice:
- ¿Qué tal estás?
¡Como si a ella le importase! Pero la puerta está aún
abierta y los vecinos pueden escucharla.
- Bien –contesta desganado Mario.
Pasa a la cocina a cenar un poco y se sienta delante del
ordenador, abre el Facebook y se desahoga en un post: “No aguanto la falsedad y
la hipocresía…me quiero cambiar de planeta”.
Cierra el Facebook y antes de irse a la cama sale al balcón, sus ojos se clavan suplicantes en el inmenso cielo…
De pronto, comienza a ver, cómo una luz lejana va acercándose, ¿Será una estrella
fugaz? ¿Será un avión?…
Observa cómo esa luz se acerca cada vez más… no, no, espera, es un planeta gigante, redondo, brillante…
Un ser luminoso se acerca, le saluda con la mano y se la tiende:
- Vamos Mario, es hora de volver a casa- le dice ese ser
extraño con una sonrisa- tú no eres de aquí, tú eres de nuestro planeta, el
planeta de la Verdad.
Mario suspira y empieza a comprenderlo todo. Sin pensárselo,
da un paso y se aleja a toda velocidad en una nave con forma de corazón.
Myriam Cobos
Mario, si algún dia coincidiesemos, me darás la dirección de ese planeta, por favor.
ResponderEliminarGracias Linceo. Saludos.
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