No fue tan loco febrero,
que desató la lluvia
en mitad de la tormenta,
no mostró este año su locura
y trajo la calma obligada
del crudo invierno.
Acalló la voz recién nacida
de los almendros,
que tan solo hace
unos días florecieron.
Audaz mantuvo
al sol encarcelado,
para que no ofreciera,
en su clemencia,
ni siquiera un rayo.
Febrero en su cordura,
nos hizo esperar la
primavera,
esa que brota del corazón
y que tanto deseábamos.
Myriam Cobos
Qué hermoso y delicado!!! Como la autora!!!
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