Anochece y el suelo está húmedo, siento las nubes grises
desplomarse sobre las copas de los árboles aún desnudos, y la farola tintinea en
un esfuerzo por volver a vivir…
Miro mis pies, anclados a la tierra…un segundo, un minuto,
una hora…toda la vida…
Suena el teléfono... ¿Quién será?
Esa incógnita que siempre me
tortura, que me saca de la melancolía del ensueño en el que estaba sumida…
- Buenas tardes, era para decirte que…
Una voz de mujer, algo nerviosa, intuyo por su voz que tiene
el pelo rizado, pasa de los cuarenta, la cara desencajada por el estrés, no tiene ayuda de nadie,
hace poco que ha llorado, le duele el corazón, tiene cansada el alma… y es madre
unos niños que lloran de música de fondo…
- No puedo ir esta tarde, apúntame para otro día...
Myriam Cobos
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