A punto de subirnos a un
tren
sin destino cierto,
doce peldaños separan
el andén del vagón,
que de inmediato
comenzará su marcha.
sin destino cierto,
doce peldaños separan
el andén del vagón,
que de inmediato
comenzará su marcha.
Como todo buen viaje
empieza con emoción,
alegría, incertidumbre
y hasta un poquito de miedo...
Pero ya no se puede,
no se debe volver atrás,
el motor está encendido
y las puertas del pasado
a punto de cerrarse...
¡Ultreya! ¡Buen viaje!
Myriam Cobos
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