Y se desplomó el cielo
una mañana
de abril.
Sin rumbo,
un pie sobre
el otro,
verdor en la
hierba mojada
y un mar en
los ojos.
Agazapado en
la calle,
maulló lastimero
un gato,
sin
esperanza de ser escuchado,
expresando
en la noche,
ese sentir
conjunto
de un amor
desesperado.
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