Sopla el
viento en la campiña,
sopla con
fuerza y estruendo,
y un ave de
rapiña,
el cielo
está recorriendo.
Mira la niña
tras el ventanal,
las nubes
negras se aproximan,
se forma un gran
vendaval,
temerosa, arrimada al fuego,
no para de
llorar.
A llover ha
comenzado ya,
con gran
estrépito y temblor,
la niña se
acerca al haya,
pidiendo su
protección.
Los
relámpagos iluminan
hasta el
último rincón,
los ruidos
no se terminan,
sigue
volando el halcón.
Los truenos
se silenciaron,
la lluvia
cesó,
salió el
arco iris,
la niña…calló.
Myriam Cobos
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