Canta en el silencio la fuente que hay en ti,
la dulce melodía que escuchas:
Tu latir...
Enrédame en tus notas,
dame fuerzas para seguir,
que tus lentas cadencias
acaricien mi ser...
en un profundo sentir.
Escucho la música del alma,
que sana el espíritu,
y recorre con suave calma
el ser que habita en mí.
Despierta a los sonidos
de este musical silencio,
para que en medio
del estruendo,
los puedas oír.
Myriam Cobos
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