Me gusta madrugar los domingos, sentir el sol que despierta con toda su fuerza, escuchar el
silencio de la calle, de la casa, del alma…un café saboreado sorbo a sorbo, con
un pastel al lado que me mira con dulzura y me incita a probarlo.
Un pájaro travieso se posa en mi ventana, quizás sea la
única alma que esté levantada a estas horas, de ahí su curiosidad. Me mira,
creo verle esbozar una sonrisa y parte hacia un cielo de un azul intenso,
despejado, infinito…un espectáculo hecho solo para mí.
Momentos en los que saber que se dispone de todo un día por
delante, que puede ser toda una vida, saber que puedes disfrutar de todo lo que
te gusta... tan solo imaginarlo en soledad es un placer maravilloso, por esto y porque siempre fui al revés del mundo, me gusta madrugar los domingos…
Feliz domingo!
Carpe diem
Myriam Cobos
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