Fuente de piedra
de los cantos obtusos,
siempre viva y siempre muerta,
fundida la piedra y el agua,
en la cima de la montaña.
El sediento te anhela
después de la senda caminada,
te añora el tiempo
que viviste entre cabañas.
Manantial solitario
de prendas despojado,
desnudo y sencillo,
acunas con tu canto
a los árboles del camino.
Qué lujo ser eterna
en tan hermoso paraje,
Cuánta frescura alimentas
en las rutas del paisaje.
Otoñales los pastos,
las hojas encendidas
de un violeta nacarado.
Caminos de tierra
y de hojas alfombrados.
Encuentro en tu visión
quietud y calma,
la paz completa,
esa paz que extrañas
en los días de verbena.
Qué bello es mirarte,
tocar tu piedra fría
de siglos impertérrita,
solemne y pétrea.
Qué hermoso
que mis ojos puedan verte
y mi corazón te escuche.
Nunca te irás de mi memoria,
mágica fuente del bosque.
Myriam Caterina
Fotografía propiedad de Myriam Cobos
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