Somos la primavera hecha otoño,
los arroyos secos de las cumbres desiertas,
somos la hoja caduca que cuelga del árbol
agarrándose a la vida en un último intento
de salvarse a tiempo.
Somos la madurez en su esencia
con el espíritu de una mariposa
cuando el cielo se viste de terciopelo.
No estamos preparados
para recibir el invierno.
Barrunto un pozo de sequías
donde se junta el limonero triste
con la escarcha ligera del monte.
Perfidia del amor entre bambalinas,
percance inquieto que la tarde esconde.
Sendero, camino…verdejos cantarines
se esconden en la tarde otoñal
y una hoja rojiza se posa
en mi hombro al pasar.
Las nubes bajas y espesas,
sigo caminando a tu encuentro,
porque mi ser necesita
la lluvia de tus besos.
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