cansado de iluminar parajes recónditos,
que esclarece con su fuerza,
y vislumbran una realidad efímera,
disuelta entre sobras de atardeceres indómitos,
recorriendo vacíos de soledad entrañable,
para morir en brazos de una noche,
que bajo su manto se muestra vulnerable.
Myriam Cobos
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