Y cada vez…
voy dando un paso
hacia atrás,
hasta que la distancia sea tan grande,
que ya no podamos vernos,
y tengamos que adivinar siluetas
movidas por el viento,
difuminadas en la
niebla
manchadas de grises y negros,
y el abandono del olvido
desvanezca para siempre
nuestros cuerpos.
Myriam Cobos
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