Me encontré de pronto
en una calle escondida
del centro de Madrid,
olvidada estaba ella
y más perdida andaba yo.
Mis vacilantes pasos matutinos
me llevaron,
hasta este pintoresco rincón.
Donde el tiempo se detuvo adormecido
hace ya un siglo o dos,
en el que se respira tranquilidad y nostalgia,
acariciado dulcemente por el sol.
Myriam Cobos
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