Dedicada a mi padre, que tanto me enseñó:
Quizás estés entre las nubes observando,
o quizás tocando una pieza de música,
o restaurando angelitos de algún retablo,
esos con cara de pillos y cabellos dorados.
Quizás estés jugando partidas de ajedrez,
con rivales a tu altura.
O quizás estés entre las estrellas bailando
rock, vals, chachachá o tango.
Quizás estés transmitiendo calma
y buenas dosis de prudencia,
a los que se sienten desamparados.
Puede también que cuides de los perritos
que se nos fueron al cielo.
Pero no digo quizás…
porque estoy segura, y así lo creo,
que estarás a mi lado esperándome
el día de mi adiós postrero.
Me abrazarás fuertemente,
y me guiarás por ese incierto sendero.
Me llevarás de tu mano,
hasta la entrada misma
de la Eternidad que espero.
Myriam Cobos
Son los verdaderos maestros...
ResponderEliminarSiempre estará en tu corazón, dentro de tu alma habita su amor, sus enseñanzas, su ternura y la capacidad que tenía para darte su cariño y entrega, tantas partidas de ajedrez, tanta paciencia y dedicación, que solo con amor se puede lograr, Comprendo tu nostalgia, la ausencia de un padre que en las estrellas brilla como un lucero más y desde allí te contempla y se alegra por ti, por tus logros y por la bella familia que has formado. Tu poesía es sentimiento puro y muestra que grande eres y tu capacidad de amar, es increíble y maravillosa. Un fuerte abrazo, lleno de cariño
ResponderEliminarMuchas gracias Ruth, sé que por propia experiencia, me entiendes perfectamente, muchas gracias por tus bellas palabras.
EliminarUn abrazo muy fuerte