Y la mañana… se hizo silencio…
amaneció la aurora callada,
sin tus saltos y tus bellos cantos
mudo despertó el viento.
Tus alas que nunca crecieron,
ni supiste jamás lo que es el vuelo,
ahora se extenderán inmensas,
en tu primer y último viaje hacia el cielo.
¡Vuela libre pequeña criatura…
ya formas parte del firmamento!
Myriam Cobos
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