cuando apenas era ayer,
cuando paseábamos mariposas
de nuestros sueños.
Qué pronto que era ayer,
el día en que nos guiaba la luna,
de ese tren sin nombre, sin dueño...
hermosa maquinista.
Qué pronto
se olvidó el ayer,
y vino el hoy
con sus prisas,
robándole segundos
al tiempo.
¡Qué ponto…
pasa...
la vida!
Myriam Cobos
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