Entra el Otoño,
despacio...
cubriendo la vida de nubes
que abrigan el cielo...
Colorea mi corazón
de tonos ocres y rojos,
generando en mí
una pasión desbordada.
Me regala generoso,
lo que más necesito:
la calma.
Penetra en la tierra,
parándose el tiempo,
y un suspiro
de amor infinito
de mi boca se escapa.
Los versos guardados,
fluyen a borbotones,
dulcemente inspirados,
por la magia
de sus colores.
Myriam Cobos
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