Mirando cómo el mar mece la luna
en las cálidas noches de agosto,
bucean en él los amantes hasta
el fondo de sus almas.
Recorriendo los instantes
que el silencio les permite,
creando instantes imborrables
con la magia de sus besos.
Vuelvo a aquella playa
de arena fina y agua turquesa,
con la imaginación
de mi pensamiento.
Sentada en la orilla observo
el vaivén de las olas,
con los ojos cerrados
y la cara al viento.
Me veo sentada en aquella arena
en la que se quedaba marcada
la huella de nuestros cuerpos.
Y sin poderlo evitar,
un gran suspiro del alma
se escapa hacia mar adentro.
Myriam Caterina
Fotografía propiedad de Myriam Cobos
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