Una casita pequeña
aislada del mundo,
con un trozo de parcela,
situada en el campo.
Las buganvillas
asomando por la verja
y un mastín tumbado
vigilando mis quehaceres.
Los geranios en el patio
y la fuente refrescando
el cálido atardecer.
La felicidad se esconde
en la sombra de un almendro.
Una hamaca y un sombrero
y en las manos un buen libro
con las pastas de fino cuero.
Myriam Caterina
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