Cuando nos
podamos abrazar
y sentir
nuestra piel caliente,
el roce de
nuestras mejillas
y la caricia
del viento.
Cuando
podamos hundir
nuestros pies
bajo la arena
y volver a ser mecidos
por las olas del mar.
Cuando
volvamos a la vida…
Ya no seremos
los mismos,
ni el mar
será ya el mar,
ni la tierra
será ya la tierra,
ni tú, serás
ya el que eras
antes de la pandemia.
Todo habrá
cambiado…
Añorarás el
abrazo de tu hermano,
el beso de tu
abuela
y hasta al
compañero del trabajo.
La luz
brillará de nuevo
y será una
vida diferente,
seguramente mejor,
pero distinta.
Nos miraremos de frente
mientras
hablamos
y seremos capaces de ver
en los ojos del otro,
esa lágrima, que
por coraje,
nunca se atrevió
a caer.
Myriam
Caterina
Fotografía propiedad de Myriam Cobos
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