Donde la torre pierde su pico
y se encarama la lluvia de estrellas,
allá a donde no alcanza la vista
y la mano se pone de visera.
En lo más alto,
entre la tierra y el cielo,
ese es el lugar
a donde pongo la meta.
Donde se cruzan
las estelas de los aviónes en el cielo,
donde se intercalan
los pajaros en su vuelo,
allá lanzo mi mirada
y la petición de mis deseos.
En lo alto del monte,
en la sierra y en su peña,
subo allá a donde haya riesgo,
porque no hay mayor certeza,
que probarse a uno mismo
si es capaz de llegar lejos.
Myriam Caterina
Fotografía propiedad de Myriam Cobos
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