Fuente de piedra,
erguida, firme y amable.
Paraje donde
el tiempo se detuvo.
Fuente de piedra,
erguida, firme y amable.
Paraje donde
el tiempo se detuvo.
En la isla de Neptuno
juega Júpiter ansioso
por huir de los brazos de Morfeo.
Un fauno travieso
tararea las nanas
que las hadas le tejieron.
Con luces de ambrosías
susurra el bosque,
música celestial es
el viento entre las ramas.
Quimera alcanzada,
batir de alas,
fulgor blanquecino
en la cima de la montaña
!Qué bonito que es mi pueblo!
Porque ya es mío,
aunque no nací aquí
siempre me llamó a gritos.
Montaña de cumbres nevadas,
cuando el demiurgo te mira
y la belleza te atrapa.
¡Qué bonito que es mi pueblo!
Cuánto he tardado en encontrar
tu belleza callada.
Myriam Caterina
Fotografía propiedad de Myriam Cobos
Fuente de piedra
de los cantos obtusos,
siempre viva y siempre muerta,
fundida la piedra y el agua,
en la cima de la montaña.
El sediento te anhela
después de la senda caminada,
te añora el tiempo
que viviste entre cabañas.
Manantial solitario
de prendas despojado,
desnudo y sencillo,
acunas con tu canto
a los árboles del camino.
Qué lujo ser eterna
en tan hermoso paraje,
Cuánta frescura alimentas
en las rutas del paisaje.
Otoñales los pastos,
las hojas encendidas
de un violeta nacarado.
Caminos de tierra
y de hojas alfombrados.
Encuentro en tu visión
quietud y calma,
la paz completa,
esa paz que extrañas
en los días de verbena.
Qué bello es mirarte,
tocar tu piedra fría
de siglos impertérrita,
solemne y pétrea.
Qué hermoso
que mis ojos puedan verte
y mi corazón te escuche.
Nunca te irás de mi memoria,
mágica fuente del bosque.
Myriam Caterina
Fotografía propiedad de Myriam Cobos
Es tiempo de cerezas,
efímeras y bellas,
rojas como la pasión
que vive en los corazones
al final de la primavera.
Es tiempo de cerezas,
y de construir nidos
con pequeñas ramas,
que desborda la inocencia.
Su dulzor es en la boca
la armonía de las odas,
son sensuales estos frutos,
para picar a todas horas.
Es tiempo de cerezas,
de izar las velas
y de poner rumbo al norte,
donde mis sueños vuelan.
Myriam Caterina
Cuando era pequeña,
le decían que estaba loca,
porque inventaba poesías
saltando por las montañas.
Le decían que estaba loca,
cuando el Ballet era su vida
y soñaba con escenarios
de cisnes en los lagos.
Le decían que estaba loca,
porque quería una casa propia
donde formar una familia.
Le decían que estaba loca
cuando coleccionaba figuritas
y jarrones chinos,
quizás en un deseo de viajar
lo más lejos posible.
De tanto creerla loca,
enloqueció de verdad,
comenzó a perder la cabeza
cuando su vida
había llegado al invierno
y tan solo le quedaba la ilusión,
de que hubiese amapolas en el cielo.
Myriam Caterina
Una casita pequeña
aislada del mundo,
con un trozo de parcela,
situada en el campo.
Las buganvillas
asomando por la verja
y un mastín tumbado
vigilando mis quehaceres.
Los geranios en el patio
y la fuente refrescando
el cálido atardecer.
La felicidad se esconde
en la sombra de un almendro.
Una hamaca y un sombrero
y en las manos un buen libro
con las pastas de fino cuero.
Myriam Caterina
Lucía se levantó esa mañana y vio la bolsa en su habitación que
Una vieja foto carcomida,
descolorida por el tiempo,
El café siempre ha sido una tabla de salvación a la que agarrarme cuando la tensión bajaba. Desde los 14 años, ha sido mi aliado.
Café, hoy te quiero dar las gracias, por haber sido compañero de mi vida. Sabes bien que hubo épocas de oficina que me libraste de momentos de hastío, de momentos de estrés y me animaste a mantener charlas con mis compañeros.
Fuiste la excusa perfecta para quedar con desconocidos, que luego se convirtieron en grandes amigos.
Me has acompañado en momentos de reflexión, de toma de decisiones, de fiesta, cumpleaños, reuniones familiares, noches de insomnio y poesía.
Has estado en las buenas y en las malas, en la soledad y en compañía.
Siempre recordaré las sobremesas con mi padre, largos debates con la cafetera como moderadora y las tazas humeantes en las tardes del invierno.
Café de mi vida, después de separarnos, aún te siento, y como una adicta esnifo tu olor al pasar por alguna cafetería, al subir por la escalera cuando algún vecino te prepara... nunca creí poder prescindir de ti, y ahora, ya me ves, después de romper nuestra relación, aún sigo viva.
Gracias por todo lo compartido, gracias por haberme salvado de tantas cosas y haber sido testigo de tantas lágrimas. Hasta siempre mi querido café, sé feliz en otros labios, en otras bocas, en otras vidas…
Myriam Cobos
TÚ, con mayúsculas
Te amo en el silencio,
Te amo en las sombras,
Te amo como un niño
se aferra a su peluche
en las noches de tormenta.
Te amo con la irreverencia
de quien se presenta sin llamar,
de quien irrumpe en una escena
a la que no ha sido invitado.
Te amo con la quietud
de una tarde de verano
y con la furia del mar.
Te amo por volver
de colores mi mundo,
por agitar mi mente,
por sentirte a cada segundo.
Para amarte no necesito motivos,
Te amo por ser TÚ,
así, escrito con mayúsculas.
¿Cuánto, del uno al diez?
¿Quién puede contar las estrellas?
Myriam Caterina
Tengo que plantar un limonero
para sestear a su sombra,
lástima que la vida ya no alcance
para ver crecer su alfombra.
El tren que pasa dos veces
y eres capaz de perder tres,
regresa cuando ya no tienes
ganas de viaje, dejándote,
una vez más en tierra
cargado de equipaje.
Cuán incierta es la existencia,
te crees dueño del mundo,
cuando no sabes, si apenas,
te quedan diez segundos.
Myriam Caterina
Fotografía propiedad de Myriam Cobos
El metro es un dragón infernal que engulle personas.
Desde la profundidad de su fauces roba la energía
y escupe los despojos, que no pudo digerir, por otra boca.
Un ruido estridente y un pitido anuncian
que el vagón oscuro cierra las compuertas,
y un viaje, en las tripas del monstruo,
parte directo hacia la oscuridad.
Myriam Caterina
En homenaje a los pequeños comercios que en estos tiempos están luchando por sobrevivir:
“Sin miedo a la vida” hace un repaso por la historia, desde el comienzo de la Guerra Civil hasta el final de la Dictadura, a través de la vida y mirada de un personaje real, contando en tercera persona unos hechos desde la visión de un niño adelantado a su época y, por tanto, totalmente incomprendido, que lucha sin miedo para ser realmente quien es, buscando la verdad y la profundidad de las situaciones, víctima de los prejuicios y de la dureza de la época que le tocó vivir.
En el libro
se hace un magistral recorrido por la historia de la Barcelona de guerra,
posguerra y dictadura, de una forma sencilla, concreta y muy objetiva, para que
cada cual saque sus propias conclusiones.
El autor nos
hace viajar por la evolución de un barrio obrero de Barcelona que, en paralelo al
personaje, va creciendo y desarrollándose, y que podría ser cualquiera de los
barrios que se estaban creando en el país en esos momentos, por tanto,
cualquiera que haya vivido esos acontecimientos se verá reflejado en la mirada
de ese niño, empatizará, reirá y sufrirá con él.
Es un libro
trepidante en cuanto a la acción, ya que el ritmo va aumentando y es difícil
dejar de leer, así que, es muy lógico que se lea del tirón, ya que tanto la
trama, como la forma de contarlo engancha al lector desde el minuto cero.
José Luis
Giménez retrata magistralmente el sentimiento de una época dura para todos y en
especial, para personas que aman la justicia y la verdad.
Es un gran
mensaje de superación para los lectores, que no sólo aprenderán una parte de la
historia, sino que, además, se llevarán un gran regalo en forma de motivación,
consejo y fortaleza.
Sin miedo a
la vida es un libro realmente único y totalmente recomendable.
Myriam Cobos
Y pasó Filomena por Madrid
y arrasó con los árboles
que ya estaban enfermos
pidiendo tierra para morir.Tuve metido el llanto de mi madre
Donde la torre pierde su pico
y se encarama la lluvia de estrellas,
allá a donde no alcanza la vista
y la mano se pone de visera.
En lo más alto,
entre la tierra y el cielo,
ese es el lugar
a donde pongo la meta.
Donde se cruzan
las estelas de los aviónes en el cielo,
donde se intercalan
los pajaros en su vuelo,
allá lanzo mi mirada
y la petición de mis deseos.
En lo alto del monte,
en la sierra y en su peña,
subo allá a donde haya riesgo,
porque no hay mayor certeza,
que probarse a uno mismo
si es capaz de llegar lejos.
Myriam Caterina
Fotografía propiedad de Myriam Cobos
En mi alma llevo una playa
de arena fina y luz inmensa,
una playa de gaviotas
y de sol caliente.
Llevo una playa conmigo
cargo con ella desde siempre,
de arena blanca
y aguas transparentes.
Vuelvo a esa playa
cada vez que lo deseo
está preparada para mí,
no tiene nombre, ni dueño,
es un trozo de mi infancia,
es parte de mi existir.
La miro y me ve,
la ensueño y ya está aquí.
Agua salada
por mis venas corre,
no puedo vivir sin ti.
Myriam Caterina
Disfrutar de cada instante, nieve, llueva o salga el sol.
Que más da lo que haga fuera
Tengo un gato marramamiau,
Pisadas en la nieve,
que nunca más volverás a pisar,