viernes, 12 de abril de 2024

UN POZO VACÍO (De mi libro de poesías flamencas)

Es como un pozo sin fondo,

es como un pozo vacío,

dice la famosa sevillana,

que no se puede llenar,

ni ocuparlo otro sentío.

Vienen a mí esos acordes

y esas letras tan oídas,

hoy cobran sentido

y el vacío me hace herida.

Qué agujero negro,

qué vaguada seca,

qué nudo en la garganta,

cuando desaparecen

en la noche de los tiempos

las personas que más amas.

No hay más llanto,

que el silencio,

No hay más grito,

que el dolor,

cuando se muerde la ausencia

y se desgarra el corazón.

Colega, amigo, maestro…

que partiste de este mundo

en el día y la hora

que tendrías asignada,

triste queda tu voz desgarrada

tristes letras, tristes almas,

triste y muda queda la boca,

que nunca jamás volverá,

a pronunciar la palabra: Papá.

Myriam Caterina



 

 

viernes, 8 de marzo de 2024

MUJER

Aquí me tienes Gran Espíritu,

de pie, de frente y hacia delante,

mis pies cansados del camino pedregoso,
los ojos cegados por la niebla de farsantes,
las manos abiertas y generosas,
deseando el momento de ayudarte.
El pelo al viento,
así como yo soy, rebelde,
mujer, mujer, mujer...
y tres veces mujer,
orgullosa de lo que siente.
Baila con los lobos,
acaricia las serpientes,
abrazo de caramelo,
vuela con las águilas
más allá del cielo...
Mujer trabajadora,
madre, amante, esposa...
valiente y decidida,
sensible y animosa.
Ser mujer, no temas nunca serlo,
es el regalo más hermoso
que te pudo hacer el Universo.
Myriam Caterina



sábado, 2 de marzo de 2024

EL CÍRCULO DE LA LANA

 Apetece tejer con lana

en las tardes del otoño,

la lluvia en los cristales,

golpeando en la ventana.

Un punto y otro punto,

contando yo me entretengo,

enfrente la chimenea,

recuerdo de dónde vengo.

Punto alto y punto bajo,

voy creando un nuevo tejido,

una bufanda para el invierno,

con la lana puedo hacer

muchas prendas de abrigo.

Rueda y rueda la madeja,

por el suelo va rodando,

mi gato atento despierta

y con ella está jugando.

Abuela yo te recuerdo

en cada punto que doy,

me enseñaste tantas cosas

que me siguen hasta hoy.

La calidez de tus abrazos

los lleva dentro la lana

y cuando estoy tejiendo,

parece que veo tu cara.

Esa cara que reflejaba,

los años que te pesaban,

esas manos artesanas,

con las que me acariciabas.

Ahora yo enseño a tejer,

en el Círculo de la Lana,

voy siguiendo tu legado

de cariño y confianza,

hasta que la madeja se gaste,

y ya solo me quede el alma.

Myriam Caterina

Fotografía propiedad de Myriam Cobos



miércoles, 10 de enero de 2024

ME PERMITES QUE TE CUENTE UNA HISTORIA...

Soy Myriam, ¿puedo compartir contigo un capítulo de mi vida que cambió todo para siempre? 

Todo empezó en un momento de incertidumbre profunda... 

No podía quedarme de brazos cruzados después de perder mi trabajo de administrativo en la oficina del ministerio. Sin empleo y una familia que dependía de mí, la angustia se apoderó de mi día a día. Fue en medio de esa incertidumbre cuando una imagen en Facebook captó mi atención. Era una serie de preguntas poderosas que despertaron algo dentro de mí. 

"¿Qué harías todo el día sin cansarte? ¿Qué quieres ofrecer al mundo? ¿Qué harías gratis?" - estas preguntas resonaron en mi alma. Y entonces vino la pregunta que cambió mi vida: "¿Has pensado dedicarte a ello?" 

Me sumergí en esas preguntas. ¿Qué me apasionaba realmente? Tres cosas vinieron a mi mente: amaba escribir, practicar taichi y me intrigaban los temas espirituales. Así que decidí tomarme en serio esas pasiones. 

Mientras tanto, para trabajar en algo que me gustaba, me convertí en voluntaria de Greenpeace, una organización que siempre admiré por su labor desde mi infancia. Fue como cumplir un sueño imposible.

Mientras exploraba mi compromiso con el medio ambiente, me sumergí en el estudio para convertirme en profesora de Taichi. Paralelamente, empecé a escribir mi primer libro y me aventuré en el fascinante mundo de la Lectura de Registros Akáshicos. Mi vida estaba tomando un rumbo completamente nuevo. 

La etapa de voluntariado con Greenpeace fue hermosa, pero pronto tuve que enfrentar nuevos desafíos. Mi madre empezó a experimentar demencia, y necesitaba encontrar una salida de ese círculo de desafíos constantes. Cada día, mantenía la esperanza de encontrar un trabajo que encajara con mis nuevas pasiones. 

Fue en ese momento que una amiga sugirió algo maravilloso: dar clases particulares de Taichi los domingos por la mañana en el parque. Este pequeño acto, no solo marcó el inicio de mi carrera como profesora, sino que también se convirtió en un bálsamo emocional. Salir al parque, compartir una clase con mi amiga y transmitir mi amor por el Taichi me llenaba de fuerzas para seguir adelante, y además, yo seguía escribiendo...

A pesar de los desafíos, no perdí la determinación. Continué enviando currículums, solicitudes, echando flayers, y no dejé de soñar. Hasta que finalmente, llegó la llamada de un centro de mayores del ayuntamiento para una suplencia. Desde ese momento, las oportunidades para enseñar Taichi se multiplicaron: en casas, en centros del Ayuntamiento, de la Comunidad de Madrid, centros privados, escuelas... y en el parque donde todo comenzó.

 No he dejado de enseñar desde entonces. Cada clase, cada gesto, y cada aprendizaje compartido con mis alumnos se ha convertido en mi razón de ser. Enseñar Taichi no solo me dio un medio de vida, sino que también me sacó de las dificultades familiares, personales y económicas. Cada movimiento, cada respiración, se ha convertido en un puente hacia la felicidad y la salud, no solo para mis alumnos, sino también para mí.

Esta historia no es solo mía, gracias a todos los que me leéis por ser parte de ella.

"Cuando crees que todo es posible, lo imposible sucede"

Myriam Caterina (Myriam Cobos)