domingo, 19 de febrero de 2017

TOLEDO MÁGICO


Son tus calles 
el sabor de los ancestros,
recovecos inexplorados
con el paso de los tiempos.
¿Qué misterios guarda 
aún tu esencia,
qué regalo nos traes hoy,
qué nueva vivencia?
Paseo por tus calles por el día
cuando el sol está en lo alto
brillando todavía,
al llegar la noche te transformas
en  embrujo de tinieblas,
donde aúllan las voces del infierno,
saliendo por una ventana a tientas.
Magia poderosa guardas en tus entrañas,
que te atrapa en un suspiro,
que te arrastra sutilmente,
hacia las lejanas tierras del olvido.
Regálame otro día de amor, mi caballero,
en la mágica ciudad de Toledo,
y podré morir tranquila,
porque ya pude ver aquí, en la tierra,
un pedacito de cielo.

Myriam Cobos
Fotografía propiedad de Myriam Cobos


viernes, 17 de febrero de 2017

EL SUSURRO DEL ÁRBOL

Aún sin conocerme,
los árboles dijeron mi nombre
al pasar debajo de sus ramas,
susurrando en mi oído
con el viento, 
una dulce nana…
El almendro suspira,
porque todavía duerme
el invierno en su regazo,
al verlo tan desnudo,
mi alma se apiadó,
le dí un abrazo.


Myriam Cobos
Fotografía propiedad de Myriam Cobos


sábado, 11 de febrero de 2017

MIRAN TUS OJOS

Tus ojos ocultan
la profundidad del tiempo.
Su brillo atesora la luz
de una perla nacarada
bajo el sol de invierno.
Cuánta ternura guardan
en el desván del recuerdo.
¡Qué expresión!
que se clava en el alma,
encendidos de pasión,
me miran,
como llamas de fuego
¡Cuánto amor habita en ellos!


Myriam Cobos

viernes, 10 de febrero de 2017

EL VERDADERO GUERRERO ES UN HOMBRE PACÍFICO


EL VERDADERO GUERRERO ES UN HOMBRE PACÍFICO (Hombre o mujer)
El verdadero guerrero es un hombre pacífico, se mantiene en la paz y en la calma, con la confianza en sí mismo que da saber que tiene las armas adecuadas, y no solo eso, sino que sabe utilizarlas con destreza, cuando llegue la ocasión.

El auténtico guerrero se mantiene en silencio, en la escucha de lo que le rodea, siempre relajado, pero expectante, para defenderse y defender a los demás.

Un sabio guerrero nunca hará alarde de serlo, sabrá cuando detenerse y cuándo avanzar, cuándo hablar y cuándo permanecer en silencio, cuándo entrar en batalla y cuando descansar...

Un buen guerrero nunca se rinde, aún en el más profundo silencio o en la más absoluta pasividad, su corazón late con una voluntad férrea, indomable, generosa y valiente... siempre dispuesto y disponible...alerta.

Un verdadero guerrero es un hombre pacífico...porque sabe que el Amor...es su mejor arma.

Myriam Cobos

miércoles, 1 de febrero de 2017

LA PACIENCIA TIENE UN LÍMITE

Cuando eres una persona espiritual y/o practicas técnicas como el Taichí, el Yoga, la Meditación etc. la mayoría de la gente presupone, que les pueden hacer cualquier desaire, faena, desprecio etc. y que por ello no se van a molestar, vamos, que piensan que no tienes derecho a enfadarte, y si lo haces con una razón bien justificada, te responden que esa no es actitud de quienes practican estas artes, con lo que quieren que te sientas culpable por no haber realizado bien tu trabajo.

Con lo cual, la indignación va a mayores, porque que seamos pacientes, reflexivos, equilibrados, cariñosos, constantes y soportemos estoicamente muchas dificultades…no quiere decir que tengamos que tragar con todo lo que nos echen, que a veces es mucho más de lo que cualquier otro podría soportar.

Sepan todos, que a los practicantes de estas disciplinas espirituales, nos duelen las ofensas igual que a los demás, incluso más aún, pues la sensibilidad y la detección de las injusticias es aún mayor, pero en vez de enojarse y mandar a los demás a la M. con malos modos, intentan mediar y dialogar para buscar una solución equilibrada.

Las personas espirituales que practican estas disciplinas, tienen en su haber herramientas para transmutar la negatividad en amor y comprensión, aunque es un trabajo muy complicado y duro, requiere de tiempo y tranquilidad, por tanto pido: que se respete esa capacidad y no se haga un abuso de ella, porque como bien dice el refrán “La paciencia tiene un límite”, y no sea que: “de tanto ir a la fuente, se rompa el cántaro” y perdamos a esa persona para siempre.


Myriam Cobos