Esa maldita pared que separa
vuestro mundo del mío,
esa maldita pared
que lleva grabados nombres
y fechas.
Esa maldita pared de
mármol
que tiene a mi familia presa.
Visitar esa pared,
En un cementerio
cualquiera,
llevar flores a una pared
y que en un jarrón no
quepan.
Rezar mirando hacia
arriba,
Sin alcanzar a tocar el
nicho,
Suspirar pura nostalgia,
Y llorar porque se han
ido.
Mis padres, mi tía, mis
abuelas…
están en esa pared
durmiendo un sueño eterno.
Azotada por un sol
abrasador
y por las inclemencias del
tiempo,
rodeada de avispas
que rompen con su zumbido
el silencio.
La muerte es mucho más
cruel
de lo que me habían dicho,
es un cuadrado perfecto,
al que llamaron…nicho.
Myriam Caterina