domingo, 21 de junio de 2015

ABRAZÁBAMOS NUESTRA PIEL

Abrazábamos nuestra piel como si no hubiera mañana,
sabiendo que el tiempo era implacable y 
estábamos sentenciados a desaparecer…

Volaban mariposas, no en nuestros estómagos, sino que
aleteaban a nuestro alrededor 
proporcionándonos una brisa leve que aliviaba el calor 
sofocante que vivían nuestras almas…

Tembló la tierra abriendo surcos que nos engulleron, y
caímos estrepitosamente al vacío de la soledad…

Desplegamos nuestras alas hasta entonces invisibles,
elevándonos en puro torbellino hasta el monte de
la felicidad...

Myriam Cobos

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