jueves, 7 de febrero de 2013

AMIG@

Amigo, siempre estaré contigo,
cuando todos huyan,
te difamen y te injurien,
y te sientas solo,
ahí estaré...
no me moveré de tu lado.


Aunque el viento arrecie, y la lluvia queme
y se nuble el cielo, y el granizo caiga,
el mar se encrespe y tu alma llore.
Te ofreceré mi apoyo, compañía y refugio,
mi sonrisa y mi abrazo,
mi comprensión y cariño.


Pero…
cuando ya estés bien, y todos te aclamen,
y el éxito te llegue, y los amigos te lluevan,
y en tu vida brille el sol, y de halagos te rodees.
Entonces…
Yo me apartaré, me haré hacia un lado,
y serás tú...
quien tendrá que buscarme.


Estaré en las sombras, entre bambalinas,
con el corazón inquieto,
observando atenta,
por si intentas encontrarme.
Pero sé...
que no lo harás, aunque,
ojalá me equivoque.


Por qué lo sé, te preguntarás:
Porque ya lloré, porque ya viví,
porque entonces, en esos momentos,
no me necesitarás y te alejarás de mí.


Pero...
Si me buscas, si regresas,
si me coges de la mano,
y me quieres junto a tí,
habrás pasado la prueba,
¿Cuál?...


La de la verdadera amistad,
esa que no entiende de diferencias,
de distancia, de clases, de edad...
Aquella eterna que sentimos, 

  la que no morirá jamás.

Myriam Cobos 

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