No pude competir con la Luna,
con su brillo, con su luz,
con su aroma a mar intenso,
provocando las olas
encrespadas del invierno.
No pude competir con la distancia,
ni con los versos, ni las miradas…
No pude competir
con el tiempo que me llevaba…
No pude competir…ni quiero,
porque competir con tan gran dama,
no fue nunca mi deseo.
No pude competir con La Luna,
que te llamaba desde lejos,
que te cegaba en los sueños
con su reflejo.
Dejaré que te vayas con Ella,
y cuando estés en lo alto,
solo te pido que recuerdes
mis besos,
los que te di con amor,
ese será mi consuelo.
Myriam Cobos
ni con los versos, ni las miradas…
No pude competir
con el tiempo que me llevaba…
No pude competir…ni quiero,
porque competir con tan gran dama,
no fue nunca mi deseo.
No pude competir con La Luna,
que te llamaba desde lejos,
que te cegaba en los sueños
con su reflejo.
Dejaré que te vayas con Ella,
y cuando estés en lo alto,
solo te pido que recuerdes
mis besos,
los que te di con amor,
ese será mi consuelo.
Myriam Cobos
La Luna cómplice de tantas noches de insomnio, contemplando su bellas de tantos besos robados, de las caricias de contrabando, Ella, la que lleva los besos tirados al aire y podemos decir tanto de Ella, que llevas razón, no se puede competir con una dama tan especial, que cada noche noche nos viene a saludar con un trocito de su cuerpo, hasta entregar su total y entero encanto. Felicidades, Myriam.. sigue adelante, un abrazote.
ResponderEliminar