viernes, 4 de julio de 2014

REFLEXIÓN: ¡Y YO MÁS...!

Me duele observar o más bien me molesta, pues ya después de tantos años sabes cómo por desgracia funciona el mundo, cómo el dinero todo lo puede, pero me molesta especialmente, que en el mundo espiritual, en el que hace un tiempo me muevo y siento, en el que en mi opinión el materialismo debería estar exento, también es así.

El dinero, el poder y las influencias, se cuelan en cualquier ámbito, hasta en el que pareciera más sutíl y menos terrenal…es un continuo: "Y yo más…"(más títulos, más cursos, más libros, más centros, más publicidad, yo contacto, yo canalizo más y con un Ser más superior que tú…yo adivino, yo hago más terapias…¡más, más, más y más!….).

Conozco a personas totalmente anónimas con grandes capacidades mediúmnicas, paranormales, de sanación, que poseen ese don y que lo utilizan desinteresadamente para ayudar a los demás, a su entorno y a cualquiera que se lo solicite, y para mí siempre son más creíbles que cualquiera que se anuncie a bombo y platillo.

No me gusta, ni comprendo el mundo de la parafernalia, que si eres bruja tengas que ir todo el día con la escoba, que si te sientes Templario todo el día con la capa y la espada, que si eres ecologista con la rastas, que si eres espiritual todo el día con la túnica puesta, si te dedicas a las artes marciales todo el día con el kimono etc, etc, etc. Todo eso sirve o puede servir, para un momento concreto, un acto en especial, pero no como se suele hacer generalmente para ir "marcando" frente a los demás, intentando así demostrar que se es…¡Más!

Todo el mundo quiere colgarse medallas, sobresalir en un grupo, ser lo más de lo más…cuando cada cual posee unas capacidades o unos dones que puede compartir con los demás y así enriquecernos todos, nadie es más que nadie, y cada cual es importante, admiro a las personas que poseen tantas capacidades, pero no las creo superiores, como tampoco yo soy superior a nadie, todos somos maestros y alumnos al mismo tiempo, todos aprendemos de todos para evolucionar, y ahí radica la riqueza del alma.

Myriam Cobos

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