Me repliego a la retaguardia,
afianzo mis posiciones,
para recuperar fuerzas y contar bajas.
La táctica es crucial,
la vida es una gran batalla
de la que no puedes escapar.
Elige bien a tu ejército,
con los que quieras batallar.
Importante: no descuidar los flancos,
pues te pueden arrasar.
Sé prudente, sobre todo,
cuando vayas a atacar,
no corras riesgos inútiles,
si ves que no va a prosperar.
Cuando la batalla ganes,
no te creas ganador,
sólo viviste el momento
que la vida te dejó.
Cuando te sientas vencido,
retírate con honor,
que la vida siempre es bella,
aunque te mate el dolor.
Reorganiza tus tropas,
vuelve a mirar en tu interior,
saca las fuerzas perdidas,
del fondo del corazón.
Cuando de nuevo estés fuerte
y te desborde la ilusión,
ataca de nuevo, más sabio,
con enorme convicción.
La vida es una gran guerra,
que te tocó batallar,
no puedes soltar las riendas,
ni puedes volver atrás.
Sigue siempre adelante,
vencido o vencedor, qué más dará,
si todos llegaremos, sin remedio,
al mismo final.
Pero lo que está en el alma,
lo que hayas luchado para ganar,
se guardará a buen recaudo,
para cuando vuelvas a empezar.
Myriam Cobos
“la mejor victoria es vencer sin combatir”, nos dice Sun Tzu, “y ésa es la distinción entre el hombre prudente y el ignorante”.
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