lunes, 3 de febrero de 2014

LA DESNUDEZ DEL INVIERNO



Cuando más frio hace, se desnudan los árboles, y se quedan tiritando en un eterno sueño del que pareciera imposible despertar. La soledad que les acompaña, el silencio…guarda su esencia.
Despojados de la superficialidad de los adornos se muestran tal y como son, y no como nosotros quisiéramos que fueran. 

Deberíamos ser como los árboles en invierno, despojarnos de nuestros artificios, mostrar nuestro interior, porque es lo más fuerte y hermoso…
Las hojas y las flores del árbol son bellas, pero no perduran, mueren con el primer soplo de viento, las primeras lluvias del otoño… sin embargo, el tronco y sus ramas desnudas, son firmes, sencillas, fuertes, humildes…como el alma…son tan fuertes que perduran a través del tiempo, de los años, de los siglos, de la eternidad…

La Naturaleza es sabia, y nos enseña que lo verdaderamente importante se encuentra en nuestro interior, de ahí sacamos la savia que nos alimenta, la fuerza, el valor, la voluntad…y sobre todo el amor…que nos hace renacer, y resurgir con más fuerza, cada nueva primavera.

Myriam Cobos

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