Al ocaso del sol
me entrego cada noche,
al fuego incontrolable
de los sueños.
Me reencuentro en un suspiro
con la magia poderosa
de mis ancestros.
Vuelvo al Egipto misterioso,
a recorrer sus bellos templos,
camino por la arena roja,
ardiente del desierto.
Me recargo con su luz
y su energía,
en un antiguo ritual
mirando al cielo.
Cierro de nuevo los ojos,
y sin querer...
me despierto.
Myriam Cobos
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