martes, 10 de marzo de 2015

A MI VECINA ISABEL

A MI VECINA ISABEL:

Se ha parado el reloj,
el reloj de las campanas.
En la noche al despertar
solo escucho el silencio,
ya no sé ni qué hora es.
Desde que te has ido, vecina,
ya no escucho tu voz por la escalera,
ni tu risa cuando venían tus nietos,
el rellano se quedó vacío
de tantas vivencias, de tantos años…
Desde el cielo sé que cuidarás de mí,
y me mandarás de vez en cuando
una estrella,
para que me sienta feliz.


Myriam Cobos

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